Hablando de... Avatar

Hoy Jesús Angel Rodríguez, nuestro crítico favorito, nos habla de "Avatar" suerte Cameron! (me da que la vas a necesitar...)

Avatar: el cine como ingeniería.

 

Un señor con las piernas como higos chumbos llega a un planeta llamado Pandora. El hombre perdió a su hermano y anda meditabundo. (Ya saben: hay que dar profundidad a los personajes). Por suerte una maquinorra de aquí te espero le permite “controlar” a un bichejo azul muy probablemente emparentado en sus maneras con el viejo jefe indio Gerónimo (que de haberlo conocido probablemente se lo hubiera comido.) Bien. El primer acto está iniciado. El chavalote de los higos chumbos al principio no es del todo bueno, pero no por maldad no, sino por desconocimiento. Conoce a una joven baturra “humanoide” y maciza que le enseña lo que es la vida. Fin primer acto. Giro: Se enamora pero debe espiarlos. (Cae mi segundo cubo de palomitas.) Segundo acto: nuestro muchacho debe espiar, pero él que es muy noblote no quiere y además, oye, que él está llamado a montárselo con la moza y generar una especie híbrida. Luchas “paquí y pallá” , rito de iniciación y ale, a montar a la bicha… y a un dragón. Los malos se mosquean y se cargan un abeto sagrado. Fin segundo acto. Vamos allá: resolución. Los malos atacan con todo y dan leña a los bichos (que son azules y raros, pero que oye tampoco era cosa de “…oderles el abeto”). Lucha sin igual: el dinero y el deshonor contra Pandora, tierra de promisión. Cuando todo está perdido, el de los higos chumbos tumba al cachas loco. Ganan y echan a esos bastardos capitalistas. La ecología ante todo, leñe.

¿Alguien, a parte del gobierno chino, puede tragarse que toda esta porquería tenga algo que ver realmente con una película que lucha por un mundo más justo y verde? No, salvo que se tenga el cerebro embotado con la grasas de los 4 kilos de palomitas que uno se acaba de meter entre pecho y espalda. No hay guión, no hay dirección de actores. Pasemos a lo visual.

El cine es también ingeniería. Y en esta película la ingeniería es de la buena y está puesta en manos de un maestro de la tecnología (Cameron estudió físicas pero más parece un ingeniero). Costó 200 millones, sacó 1000 millones (que yo sepa). Todos disfrutamos de un espectáculo que es “para lo que se paga” ¿no? Cameron, con su habitual modestia, dijo que “este era un nuevo hito en el cine, que ya no sería el mismo” supongo que desde su Titanic, que fue otra machada. No hay dirección de actores, pero los bichos y el de los higos chumbos tampoco es que tengan mucho tiempo para esas melindres. ¿Por qué demonios no recocerlo? Son productos divertidos y uno pasa más de dos horas entretenido. Además, hay que saber rodar eso, sí señor. Es cierto. Y el público (todos nosotros) nos merecemos ver esos “mundos nuevos”.

Ya sé, ya sé: es sólo una peli y hay otras muchas. Hay donde elegir. Bueno, en eso les doy toda la razón, “por ahora hay donde elegir”, pero qué quieren, le jefa me pidió sangre y yo me desvivo por darle gusto. ¿Mi última maldad? Estoy por jurar que uno de los accionistas de “Avatar” es Monsanto… ya me entienden ¿o no?.

Les prometo que el próximo jueves abandono esta línea a lo “Carlos Boyero” y vuelvo a hablar sólo de cine en positivo, que es de lo que se trata… eso si es que las altas instancias me lo permiten. Por hoy basta y perdónenme el tono pero es que ayer un tipo ingles tildó de “so-so” uno de mis guiones y me puso de muy malas puñetas. Así es.